El comienzo del partido del conjunto gallego fue muy efectivo con un parcial de 0-4 en los primeros cuatro minutos al estar muy eficaces en ataque y cerrando bien todos los espacios, mientras que el equipo local fallaba muchos pases y balones claros para anotar. Pronto reaccionó el Huesca, que logró remontar, pero no lo suficiente para ponerse por delante en el electrónico, ni tampoco supo encontrar el juego adecuado, ni el ritmo preciso para cada momento sin poder dar la pausa o la rapidez en las jugadas, estando muy incómodo en el partido.
El Cangas se mostró bastante regular a lo largo de la primea parte y fue por delante en el marcador, aunque pasado el ecuador de la misma ya se sucedieron varios empates, pero otra vez se pondría por delante en el marcador el equipo gallego, llegando al descanso con tres goles de ventaja (14-17). Tras el parón los dos equipos siguieron con la misma tónica de los primeros treinta minutos con más acierto en el cuadro visitante y muchos fallos en el Huesca, que siguió sin estar metido en el partido, (15-19) lo que obligó al entrenador local a pedir tiempo para aclarar la empanada que llevaban todos.
El Huesca tendría una ligera mejora, pero fue más producto de la garra que de tener las ideas más claras, aunque no le dio para más ni para darle la vuelta al marcador y la ventaja en el electrónico siguió siempre estando del lado del equipo pontevedrés (19-22) en el ecuador de la segunda parte, ante la impotencia de los locales, a los que les salían muy pocas cosas.
Los últimos minutos fueron de muchísima intensidad, jugando contrarreloj el Huesca, que tan sólo a base de lucha y coraje, lo que hizo que se precipitaran en muchas ocasiones y en otras fallaran balones claros, estando siempre con desventajas entre los dos y cuatro goles. Los tres minutos finales fueron de infarto, con el cuadro oscense pisando los talones a un Cangas que tuvo que pedir tiempo ante la avalancha que se le venía encima (26-27), con el desenlace final de reparto de puntos (27-27).
EFE